La Trochita
El pasado que permanece y se mantiene, muestra para que ya no solo imaginemos sino que vivamos como eran los pueblos, la gente, el lugar que dependía del ferrocarril. Las distancias se acortan, la providencia llega, no es la providencia divina es la inciativa e inventiva del hombre que se arraigo en la estepa Patagónica, no se midió lo posible o imposible solo se apropio y se hizo dueño de la inmensidad. A lo largo del recorrido ruido constante y la sirena que que nos transporta al pasado que se quedó donde los lugareños mantienen viva la trochita, EL EXPRESO PATAGÓNICO.
Sin grandes y enormes edificios, ni tráfico,ni semáforos solo una trocha angosta llena de historia con sus máquinas Baldwin y Henschel, vagones fabricados hacia 1922 que nos remontan a esos hombres que se adueñaron del todo donde no había nada. Una nada llena de ansias ilusiones y esperanza donde la pertenencia hace que después de más de 70 años siga en pie el EXPRESO PATAGÓNICO donde un pueblo defiende y se define. El Museo muestra la huella del pasado y hasta encontró el espacio para la bicicleta de José defensor furtivo que logró ser recordado por el Maitén, se proclamó, un trovador «El duende de la trochita» y si cerras los ojos en la sirena se siente la melodía de su guitarra y en el humo blanco se dibuja su silueta. La sirena a lo largo del recorrido vuelve a marcar que el paso del tiempo es una ilusión y si te animas a levantar la ventanilla el perfume de los pinos te impregna.
La amabilidad de las personas que nos esperan durante todo el año a nosotros viajeros que buscamos ANDAR EL TIEMPO un tiempo que se resignifica.
Gracias trochita por dejarnos disfrutar de tu historia en cada parte del recorrido.