Tobotronc
Un lugar para visitar casi por “obligación oseosa” es Andorra, un pequeño principado que forma parte de la Comunidad Europea. Al entrar en Andorra desde España, uno de los primeros pueblos encuentrarás es Sant Julià de Lòria. Pues bien, subiendo hacia el monte de La Rabassa, se encuentra Naturlandia, un parque con atracciones relacionadas a la aventura. La altura aproximada es entre 1.600 y 2.000 mts sobre el nivel del mar.
Todas las atracciones tienen que ver con la aventura, con la particularidad que está en altura, en medio de la montaña. Uno no se hace a la idea hasta llegar, habiendo recorrido un sinuoso camino. Al llegar te encontrarás con un parte con varias atracciones y espacio muy cuidado. Nuestro enganche fue directo, tuvo que ver con lo que era un pendiente, el famoso Tobotronc. Nos debíamos ese paseo!! La primera vez que visitamos Andorra lo hicimos con poco tiempo y nos abocamos a visitar la ciudad en los puntos más recomendables. Teníamos que asegurar el regreso ya que lo hicimos desde Barcelona en bus, lo cual implica varias horas de viaje, eso hizo que no fuera una opción posible en ese momento.
Cuando se piensa en un tobogán nos hacemos a la idea de juegos para niños, en caída libre desde una altura equivalente a la velocidad. Por qué no? Volver a esos momentos en la plaza de nuestra niñez, donde el tobogán ocupaba un lugar central entre los juegos. Un ascenso interesante donde querías tocar la copa de los árboles para sentir la caída libre del camino hasta el arenero.
Pero este tobogán se trata de otra cosa, ya al llegar y ver los “trineos” en los rieles, la estructura es un espectáculo en si misma, entre si y no decidí subir porque Marce lo tenía muy decidido! Comenzamos a indagar para ver de qué se trababa y si bien no se aleja del concepto de un tobogán en una montaña lo hacía atractivo y totalmente intrigante. En lo particular no me parecía que fuera a ser nada especial. Teníamos referencias porque unos amigos nos habían comentado de que esa visita a Naturlandia debíamos hacerla, que nos iba a encantar. Me senté en la parte trasera del trineo, lo cual implicaba que debía conducir mientras marce tomaba imágenes y hacia un registro grabando no solo el recorrido sino nuestras emociones.
Nada de lo que uno puede describir o suponer se acerca a la experiencia. Es un juego, una atracción que tiene que ver con el vértigo a gusto y elección. Uno decide a qué velocidad desea descender, cuanto riesgo quiere tomar, ya que el mecanismo trata de un freno de mano y pos la inclinación de la pendiente se toma velocidad. A medida se realiza el descenso nos comenzamos a entusiasmar!!! Las curvas a cierta velocidad provocaban una hermosa sensación. Si bien yo maneja Marce pudo observar el camino en primera plana. Estaba sentado en la butaca delantera, que privilegio tanto las vistas como la anticipación. Gritaba curva!! Y entre risas y juegos con amigos que nos observábamos entre gritos de aliento a seguir hicimos el Trobotronc.
Súper recomendable, es una atracción que te permite volver a sentir situaciones que hacen volver a la niñez. A esos recuerdos que tienen que ver con las emociones personales y compartidas. Todo lo que disfrutamos con quienes amamos tiene un sabor exquisito y perdurable.